Mónica Torán:
Suena el teléfono, es Alex, mi amigo y diseñador de Uniracing :
-¿Te gustaría hacer la 100 Colls?.
Pocas horas más tarde ya había hecho la inscripción.
En ese instante comenzó la cuenta atrás a lo que, para mí y a día de hoy, es el evento mototurístico más completo al que hubiera asistido. Un reto de 3 días, 28 horas de conducción, donde la resistencia y estrategia serían la clave para recorrer el mayor número de Colls en tierras catalanas y pirineo francesas.
Aún quedaban días hasta recibir el mapa junto al resto de información, por lo que “sólo” disponía de lo que encontrase en la Web de La 100Colls: dinámica, funcionamiento, normativa... ¡Ojo! que no era poco, ya sólo la normativa contaba con casi una veintena de páginas; ahí me dije “esto es cosa seria”.
Como las ganas me podían, aproveché mi visita al Adventure Experience, ya que se celebra cerca de casa, en el Rocco’s Ranch. Sería allí donde, tratándose de un evento dedicado al mundo trail/aventura, me encontraría con amigos como Gerard Farrés, Lluis Morales, Pere Llorens o al mismísimo Joan Martí Utset, director de Crom Event, la empresa que genera este evento y otro parecido que se llama CROM RIDE.
Sin duda no me fui de allí con las manos vacías. La experiencia de todos ellos me aportó mucho. Eso sí, no os creáis que los participantes ya experimentados de la 100 Colls soltaron prenda de su estrategia. ¿eh?. Pero lo entiendo porque sería como desvelar la receta secreta de la abuela y tras esa receta, en este caso estrategia, hay muchas horas de trabajo y, al fin y al cabo, ¿qué gracia tendría el dejar que otros la hicieran por mí?
Llegó el momento de sentarse mapa en mano con toda la información que tenía hasta el momento e hincar codos, y esta parte, por ardua que sea, es de las que más disfruto.
Los aspectos generales que debía tener en cuenta, previa estrategia, eran que la 100 Colls no es un evento donde los participantes partimos desde el mismo arco de salida, cada uno elige lugar y hora de comienzo. El tracker, que te monitoriza en tiempo real, comienza a registrar tus movimientos a partir de las 13h del primer día, viernes 25, lo que hagas en esta primera etapa hasta las 21h, hora que dejan de monitorizarte, ruta, estrategia, tiempo, kilómetros, número de colls… eso es cosa tuya.
He de decir que el primer día de planificación me vine arriba. Algunos de los colls están muy cerca el uno del otro (o al menos eso lo parecía en el mapa), sobre todo por la zona de Tarragona, ¡empecemos por allí!.
Tras muchas horas trazando rutas entre colls, planificando paradas, repostajes, los colls que deben cruzarse en su totalidad, los que permiten subir y bajar por la misma vertiente y un sinfín de horas de dedicación… ¡oh no! ¡la organización nos ha dado el aviso de que hay un rally en esa zona y habrá carreteras cortadas! Cambio de planes.
Y pasados unos días, ¡lo teníamos!. 28 horas de conducción calculadas casi al minuto, punto de partida, gasolineras, puntos estratégicos de paradas que nos permitirían descansar, comer (aquí descartamos restaurantes, por supuesto), reserva de hoteles… y todo ello contando con el plan A y B, aunque finalmente nos faltara el C…
Los días pasaban y, aun teniendo supuestamente todo controlado, no podía apartar la vista de aquel mapa, y digo “supuestamente” porque había un factor que no dependía de nosotros, el factor clima. A quienes nos gusta rodar por esas imponentes montañas sabemos bien que la climatología es impredecible y variable, sobre todo en las zonas más altas, sólo actualizando la información del tiempo en la zona hasta pocos días antes, es posible librarte de una buena tormenta, granizada, nevada…
¡La maldita Ley de Murphy! Dos días antes del gran día recibimos nuevo mensaje de la organización, la climatología no estará de nuestra parte. Tocaba volver a sentarse frente al mapa y ver el curso que tomaría la tormenta que se acercaba, la cual, según la ruta trazada, iríamos acompañando a lo largo de todo el sábado, lo que supondría la posibilidad de quedarnos en algún coll atrapados por cierre. Según los datos, las dos tormentas avanzaban paralelamente dejando una pequeña brecha entre ellas, y esta fue la que marcó nuestra nueva ruta. Contaba con menos de 48 horas para hacer el trabajo que llevaba elaborando ya hacía semanas. La parte buena es que como ya le había dado tantas vueltas al mapa y trazado varias posibles rutas, era cuestión de retomarlas y unirlas de manera que pasaran por esa pequeña brecha. He de decir que en esos dos días dormí poco más de 6 horas.
Y llegó la mañana del viernes.
Debemos llegar antes de las 13h. a la ubicación marcada como nuestro punto de partida, La Collada de Tosses. La calma va comiendo terreno a los nervios de los últimos días gracias a las curvas previas al coll de partida. Ya sólo quedaban unos pocos minutos para el “pistoletazo de salida” cuando ¡oh, no! No me lo podía creer ¡el tracker no nos monitoriza! .
Vía telefónica, la organización nos ayuda a solucionarlo. Se me hizo eterno ese momento, pero en tan sólo 10’ el equipo de la 100 Colls lo solucionó. Increíble con qué rapidez y coordinación.
¡Vamos! que esto ahora sí que empieza de verdad, debemos aprovechar que hoy las tormentas aún están muy al oeste así que debemos hacer el máximo de colls posibles. Ya no era sólo por la puntuación, sino porque sabíamos que mañana la diversión podría quedar empañada por el estado de las carreteras, golpeadas por el mal tiempo. Tras muchas curvas, unos cuantos colls, mucho gravillon y algo de cansancio, a las 21h nos encontrábamos muy cerca de Perpignan. Tocaba reponer fuerzas para el día siguiente, ver la actualización de las tormentas, repasar ruta y dormir.

El segundo día fue largo… muy largo. Empezamos en el punto más al este de los Pirineos Orientales, y no apartamos la visa de la previsión del tiempo. Gracias a ello, logramos que, durante las 14 horas de ruta, solo nos acompañara una suave llovizna y algún que otro copo de nieve. Esa misma noche, ya en Sort, nos pusimos al día de los sucesos y vimos cómo puertos de montaña por los que ya habíamos pasado se encontraban cerrados por las tormentas tal y como se preveía. Quizás perdimos puntos, pero veníamos a disfrutar y no a sufrir.
Port del Cantó, 7 de la mañana. Lugar donde nos encontrábamos la noche anterior a las 21h, momento en el que el tracker dejó de monitorizarnos (sí, esta es una de las normas que la hacen aún más… “divertida”). Tenemos por delante 6h de ruta, las últimas de esta aventura.
Decidimos que vamos a bajar el ritmo, no iba todo según lo planeado, así que vamos a relajarnos y disfrutar más aún de estos últimos colls.
A las 12:14 a.m. cruzamos el arco de llegada. Allí nos esperaban rostros conocidos, compañeros de ruta con los que nos habíamos cruzado durante todo el fin de semana… incluso aquellos que, celosos guardianes de la “receta de la abuela”, no quisieron compartir sus secretos y, cómo no, acabaron llevándose premio por llegar entre los primeros. Con ellos —y con tantos otros— compartimos mesa, anécdotas y ese sabor inconfundible de una experiencia que solo se entiende cuando se vive desde dentro.
Con la mirada ya puesta en la edición 2026, sólo puedo decir que la 100Colls es adictiva. Por su dureza, por el papel crucial de la estrategia y la resistencia, y porque no se trata sólo de alcanzar tus límites… sino de decidir si quieres superarlos.